José Santos Guerra, nació el 1 de noviembre de 1938 en Valparaíso y falleció el 7 de febrero de 2016 en Santiago de Chile. La singularidad de su obra, su inició tardío en la pintura y su falta de formación académica, no fueron impedimento para hacerlo valorado y reconocido. Por el contrario, estas características lo acercaron a un público diverso que lo estimaba, tanto por su trabajo, como por lo que representaba.
Caminante incansable, se paseaba por Ñuñoa, Providencia o Santiago, ofreciendo sus “tablitas”, pequeños cuadros que mostraban personajes insólitos, paisajes urbanos y mundos oníricos que no respondían a proporciones o perspectivas. Su figura comenzó a ser habitual en emblemáticos restaurantes como la trattoria Da Noi del Barrio Italia, El Ciudadano y el Bar Liguria, donde dejó huellas indelebles, literalmente, en sus paredes.
Luego de años realizando diversos oficios para solventar con dificultad los gastos de su familia conformada por su esposa, la profesora Bessie Navia, una hija y dos hijos, Santos Guerra decidió apostar por la que había sido su pasión desde niño, la pintura. Los comienzos no fueron fáciles ni auspiciosos, pero una exposición en la Universidad Católica en xxx lo instaló en la escena pictórica chilena, llegando a exponer en el Museo de Bellas Artes y la Plaza Mulato Gil, entre muchos otros lugares.
Su estilo calificado como Naif se hizo muy popular en un circuito santiaguino alejado de la academia, pero sí muy conectado con un espacio comunitario. Pese a moverse en un ambiente bohemio no era un hombre de excesos, pero sí un gran conversador, que compartió mesa con gente diversa, especialmente jóvenes con quienes tenía una gran conexión.
Su infancia porteña puede que haya impregnado en su mirada esos colores vivos que lo hicieron tan reconocible, esas calles verticales, esos gatos y gallos que abundan en su obra. Su fe en Dios Lo acompañó durante toda su vida y su extensa obra es un recordatorio que apostar por los sueños, a veces, es el único camino posible.
“Preservar, difundir y promover el legado artístico y humano de José Santos Guerra, reconociendo su genio autodidacta y su capacidad para conectar con el público a través de su obra. Queremos inspirar a nuevas generaciones de artistas y de cualquier persona que quiera expresar su creatividad sin límites, como medio para transformar vidas.”
“Ser referentes en la promoción del arte autodidacta, celebrando la originalidad y el talento de José Santos Guerra como un ejemplo inspirador. Aspiramos a crear un espacio donde el arte sea accesible para todos, fomentando el diálogo intercultural y el aprecio por la diversidad de expresiones artísticas.”